Como algunos deben saber, mi formación como periodista es técnica, nunca fui a la universidad pero siempre guardé la esperanza de que algún día lo haría, hasta que lo hice. En el año 2014 postulé vía Plan Adulto, ingresé, y desde entonces soy una estudiante de pregrado de la carrera de Sociología.
Muchos de los que me preguntan por qué esta disciplina tienen una vaga idea de qué cosa es, y no los culpo. En el tiempo que llevo estudiando también me he topado con conceptos diversos, algunos hasta contradictorios, acerca del objeto de estudio de la Sociología. Sin embargo creo que eso es lo que la hace rica, este constante diálogo entre las múltiples perspectivas que existen básicamente para una cosa: abordar al individuo en sociedad. Y es justamente en esto en donde radica mi interés como periodista en la Sociología.
Durante mis años como reportera me ha tocado cubrir hechos de toda índole, accidentes, incendios, asaltos, crímenes, denuncias por corrupción de funcionarios, pelea de pandillas, conflictos vecinales, alza de precios de productos, y un largo etcétera. Responder “qué, quién, cómo, cuándo y dónde” en mis notas para los noticieros en los que trabajaba llegó a parecerme insuficiente. Y ni siquiera el “por qué” que lograba obtener durante el reporteo se sentía satisfactorio. Siempre me decía que había algo más, y que la respuesta no podía ser tan evidente pues eso significaría que todos aquellos problemas ya debían estar solucionados, pero no. Al poco tiempo estaba de vuelta cubriendo los mismos accidentes, incendios, asaltos, crímenes, denuncias por corrupción de funcionarios, conflictos vecinales, alza de precios de productos, pero en otro lugar, en otro tiempo, y con otras personas.
Cuando ingresé a la universidad no lo hice para estudiar esta carrera, de hecho lo hice para, toda pretenciosa yo, validar mis conocimientos en comunicación y periodismo, y así lograr la legitimación académica. Esa ambición me duró poco, pues en el camino descubrí la raíz de mi insatisfacción periodística. El problema no era que no encontrara la respuesta correcta, sino que no estaba haciendo la pregunta correcta. Cuando entendí eso, cambiarme a Sociología fue sencillo.
Estudiar esta disciplina me ha permitido tener acceso a nuevas perspectivas para tratar de entender el mundo que me rodea. Las respuestas a porqués que escarban profundo en la sociedad, que rompen el manto de lo cultural, que tiran del hilo de las normas, que escudriñan entre las prácticas de los individuos, sus relaciones y sus instituciones, que incluso le meten una buena ojeada a los impulsos, las emociones y las motivaciones, hasta llegar al fondo de las estructuras sociales. Y lo interesante de esta búsqueda es que no es muy diferente de lo que ya hacemos los periodistas. Hay una serie de aspectos que hay que tener en cuenta en Sociología, sin duda, como las teorías que ofrecen puntos de apoyo desde los cuales se hacen las observaciones y se explican los fenómenos sociales. Sin embargo, el hacer estas observaciones implica todo un trabajo metodológico que a grandes rasgos puede compararse con el trabajo periodístico.
Noten por favor que hasta este punto he evitado mencionar teorías o autores en concreto, no obstante toca hacer unas pequeñas referencias, pues a medida de que avanzo en mi formación, voy descubriendo con placer estos vínculos entre sociología y periodismo que me reafirman en mi elección y me motivan a seguir adelante en mis estudios. Permítanme mencionar el Interaccionismo Simbólico. Permítanme mencionar a George Mead, a Erving Goffman, John Dewey, Alfred Schutz, a Herbert Blumer. Permítanme mencionar esta forma particular de entender la producción de conocimiento que tienen, no en torno a la aplicación rígida de una teoría general, como podría ser, no sé, el Funcionalismo, sino a la observación de los problemas prácticos de manera empírica, o como decimos los periodistas, en la calle. Es decir no buscar explicar qué es la sociedad y cuáles son las reglas que determinan su funcionamiento, sino la acción de los individuos, el sentido que estos le otorgan a sus acciones y cómo a partir de estos sentidos se relacionan con la sociedad. Poner en evidencia un conjunto de prácticas que los individuos desarrollan y cuyo significado no es fijo o acabado, sino que puede cambiar a lo largo del tiempo. Prácticas que se orientan hacia aquellos objetos que también tienen un significado para los individuos, y que precisamente surge de la interacción social. Un significado que, por cierto, tampoco es fijo, sino que puede cambiar, modificarse o manipularse a través de la interpretación de este significado. Entonces, la producción de conocimiento sociológico consistirá en eso, interpretar los significados que los seres humanos les dan a sus acciones. Pero ojo, la realidad se resiste a las ideas, y el mundo no siempre es como lo interpretamos. De hecho, los críticos de esta perspectiva señalan que lo que los interaccionistas se olvidan de interpretar son las relaciones de poder y las estructuras sociales que las contienen, que no permiten negociar ningún significado en igualdad de condiciones, así como los procesos históricos en los que estas relaciones se desarrollaron. Pero ese es un tema que podría abordar en un futuro texto.
Por ahora lo que quiero es señalar cómo la metodología sociológica, y especialmente la que propone el Interaccionismo Simbólico, que parece reclamar un especie de retorno a las bases de la investigación sociológica, una especie de purismo en el sentido de que se centra en el trabajo de observación e interpretación del científico social en el campo -en la calle-, los llamados trabajos etnográficos, guardan tanta relación con el trabajo de observación e interpretación periodística que estremece. Los periodistas también salimos al mundo a observar sus fenómenos, a recoger información, a hablar con los individuos, a tomar notas de sus prácticas, describirlas, analizarlas, interpretarlas. Los periodistas también producimos conocimiento que devolvemos al mundo convertido en “verdad periodística”, lo que significa que de alguna u otra manera, contribuimos a la existencia de los mismos fenómenos que observamos ¿Cuán conscientes somos los periodistas de la enorme responsabilidad que este poder conlleva? Ahora que estudio Sociología, este cuestionamiento se ha vuelto central para mí, y creo que también debería ser central para todos los que nos desempeñamos en el campo periodístico.